lunes, 6 de mayo de 2013

SIMEONE: LA GARRA DEL ATLÉTICO DE MADRID



Debo confesar que estoy muy sorprendido, seguramente al igual que muchos de vosotros, de la temporada que ha hecho el Atlético de Madrid, pase lo que pase en la final de Copa del Rey. Personalmente este Atlético me ha parecido el mejor equipo desde que ganase el doblete en la temporada 95/96 y eso que por allí han pasado jugadores de la talla de Fernando Torres, Diego Forlán, Sergio Agüero, y un largo etcétera. Nunca me hubiese creído a principio de temporada que el conjunto colchonero fuera a aguantar tantísimas jornadas entre los dos primeros de la clasificación, por muy mala temporada que hubiera cosechado cualquiera de los dos grandes, pero así lo ha hecho, y con todo merecimiento.

Gran parte del mérito es, como no podía ser de otra forma, de los jugadores. Los Falcao, Courtois, Diego Costa, Godín, etcétera, han hecho una campaña para enmarcar, pero para mí hay un hombre que destaca por encima de todos ellos, y no porque juegue precisamente en el campo. Hablo, cómo no, de Diego Pablo Simeone. El entrenador del Atlético de Madrid ha conseguido quitar de un plumazo la creencia de muchos aficionados de que este club es “el pupas” de España, el equipo sobre el que caen todas las desgracias, un segundón condenado a vivir en la sombra; y Simeone lo ha hecho creyendo en una idea y sobre todo inculcando a sus jugadores algo que él tiene y que siempre ha tenido, garra y personalidad.

Durante muchos meses hemos podido disfrutar de un Atlético de Madrid agresivo, guerrero, con presión y sobre todo compenetrado, jugando todos a lo mismo. No hemos visto a un Atlético de Madrid de posesión de balón ni de juego excelso, pero no todo tiene que ser el fútbol preciosista del Barcelona o de la selección española, basta con tener una idea clara de qué quieres y poner a todos los soldados a cumplir su función.

Simeone ha hecho un equipo ganador, campeón. La pasada temporada los colchoneros ya se llevaron la Europa League a Madrid y en ésta terminaron de coronarse con la Supercopa de Europa con un Falcao en plan estrella mundial. Pero ahí no acaba la película. Por si no era suficiente los atléticos podrán disfrutar de una final de Copa del Rey frente a su eterno rival y de una clasificación para Champions más que merecida. Es cierto que el Atleti cayó en Europa League y que al final acabó cediendo unos puntos en Liga que le van a condenar a la tercera plaza, pero no sería justo juzgarles por eso. En Europa fueron eliminados por un error grosero en el descuento de la ida o, tal y como yo lo veo, por un exceso de ambición y valentía; y en Liga no han podido hacer más de lo que han hecho, el dinero (y lo que de él se desprende) como casi siempre ha hecho que el Real Madrid supere en la tabla a un equipo al que le han sobrado diez jornadas, o le han faltado tres o cuatro jugadores, según se vea.

El caso es que Simeone ha sido capaz de conseguir todo esto siendo un director firme, con personalidad, severo, ambicioso y con mano izquierda; una personalidad que le viene como anillo al dedo al Atlético de Madrid.

Pero el mundo del fútbol es caprichoso. Un día estás en la cima y al día siguiente en el subsuelo, así que el Atlético de Madrid debería disfrutar de estos días de gloria y de este entrenador glorioso porque cuando vengan las vacas flacas éste equipo siempre será recordado como el Atléti de Simeone.

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