viernes, 10 de mayo de 2013

EL NUEVO CRISTIANO RONALDO


Le ha costado trabajo pero por fin lo ha conseguido. Cristiano Ronaldo ha entendido después de cuatro temporadas lo que es el verdadero madridismo. El portugués jamás ha pecado de falta de profesionalidad, nunca, y es por eso, entre otras cosas, que es uno de los mejores jugadores del mundo. Nunca, decía, ha pecado de falta de profesionalidad pero sí es cierto que en muchas ocasiones Cristiano ha ido de Todopoderoso por la vida.

Tanto desde dentro del club como desde fuera se le ha visto como a un niño malcriado, prepotente, chulo; y su intención de no esconder esa personalidad, todos tenemos en la cabeza aquel momento en el que afirmó ser envidiado por ser “rico, guapo y gran jugador”, no ayudó para nada a su imagen pública ni tampoco a la del Real Madrid. Hay cosas que no se pueden decir por muy verdaderas que sean. Estoy convencido de que habrá muchas personas, incluyendo a compañeros de profesión, que envidien al luso, pero si el deporte se debe caracterizar por algo debe ser por la humildad, el respeto al prójimo y la enseñanza de valores a los jóvenes que vienen desde abajo. Eso es deporte y los grandes ases deben dar buen ejemplo porque ellos son el espejo en el que se miran las generaciones venideras.

El caso es que Cristiano ha cambiado eso. A pesar de que comenzara la temporada "triste" tal y como él mismo se calificó, el portugués ya no es ese futbolista egocéntrico que siempre intentaba finalizar las jugadas, que hacía aspavientos cuando un compañero se equivocaba o no le daba el balón, o el que no celebraba un gol de un compañero si él había fallado previamente una ocasión clara.


El nuevo Cristiano Ronaldo se ha olvidado de los récords y de Messi; es mucho más asociativo, lo que le convierte en mejor jugador; aplaude cuando un compañero falla; se sacrifica defensivamente; no tira todas las faltas; da asistencias de gol si un compañero está mejor colocado que él; no polemiza cuando habla con los medios de comunicación; y se le ve más integrado que nunca en el Real Madrid. El Bernabéu ahora le aplaude porque reconoce en el nuevo Cristiano Ronaldo los auténticos valores del madridismo. Y esa situación crea una simbiosis entre afición y jugador que se agradece y que engrandece al fútbol, y el miércoles esa simbiosis llegó a su máximo esplendor cuando Cristiano hizo su gol contra el Málaga y lo celebró señalando al césped en una declaración de amor al club.

El fútbol da muchas vueltas y lo que hoy puede ser amor mañana puede convertirse en odio, pero hoy por hoy Cristiano da una sensación radiante. Se siente cómodo y aceptado y ahora se le aplaude no por el compromiso de ser jugador del Real Madrid sino por haberse convertido en el jugador que todo madridista quiere.

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