Nunca había creído en este tipo de cosas, ni siquiera con
jugadores del nivel de Cristiano Ronaldo o Leo Messi. Que un equipo dependa de
un solo jugador cuando hay otros diez acompañándole y jugando a lo mismo es
difícil de creer y más aún teniendo en cuenta que esto es un deporte de equipo.
Pues bien, como decía, nunca había creído en esto, hasta el
domingo pasado. El F.C. Barcelona no está pasando por su mejor momento, eso en
indudable, y hasta el más radical es capaz de verlo. Eliminado con estrépito de
la Champions, con un bajón de juego importante y con una falta de confianza
considerable el Barcelona es hoy por hoy un equipo que no se parece en nada a
lo que construyó Guardiola hace ya un tiempo. Pero tampoco debemos ser
estúpidos. Este equipo tiene jugadores de talla mundial en todas sus líneas,
dinero suficiente para invertir en lo que le haga falta, una cantera envidiable
y por encima de todo al mejor jugador del mundo y posiblemente de la historia
en su punto de madurez óptimo. Y es a eso a lo que iba.
Decía que no creía en la dependencia de un solo jugador pero
tras ver el domingo la media horita de Messi en el Camp Nou, no me queda más
remedio que rendirme a la evidencia. El Barcelona no había jugado mal, eso es
cierto, e incluso mereció ir al descanso por delante en el marcador, pero
incluso cuando este Barcelona juega bien se le nota que le falta esa chispa que
le hace el equipo con el mejor juego de todos los tiempos. Eso sí, entró Messi
y se acabó la historia. En treinta minutos dos goles, un balón a la cruceta y
un mano a mano fallado.
Está claro que algo parecido le pasa al Real Madrid con
Cristiano Ronaldo, pero acostumbrados a ver a un Barcelona tan excelso se nota,
aún más si cabe, la ausencia de Messi. Ambos equipos juegan para sus estrellas,
de eso no hay duda, pero parece que si uno de ellos se constipa no hay plan b,
y eso es peligroso, tanto que ambas eliminaciones de Champions se han dado,
además de por el merecimiento del rival, por no estar ninguno de los dos en su
mejor nivel físico.
Queda poco para acabar la temporada y el Barcelona va a
ganar la Liga gracias a la gran primera vuelta, en cuanto a resultados se
refiere, que realizó. Pero tampoco quiero olvidarme de ciertos partidos en los
que el Barcelona tuvo que sudar la gota gorda para sacar adelante, y hablo también
de la primera vuelta, de esos momentos en los que el club catalán no parecía
encontrar su juego. Una vez cogió velocidad de crucero la historia fue otra
hasta que en enero el equipo se vino abajo. Eso sí, con Messi todo el más
fácil.
El Barcelona va a ser justísimo campeón, pero debe tener
cuidado y no confiar toda su suerte a un jugador por muy increíble que éste
sea. Estoy convencido de que sin Leo en el Barcelona y sin Cristiano en el Real
Madrid, veríamos una Liga española muy diferente. Quizá no cambiarían los
ganadores pero habría mucha más igualdad. En Europa sería distinto.
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